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Aporte a la discusión y el accionar de arte moderno.

gracias carolina del olmo, periodista quien realizó la entrevista. hemos realizado un breve extracto de ésta, más acotado al tema del performance.

(Ricardo Domínguez, antiguo miembro del mítico Critical Art Ensemble, es cofundador del Electronic Disturbance Theater, un grupo de artistas-activistas que en 1998 desarrolló una exitosa tecnología para realizar sentadas virtuales en solidaridad con las comunidades zapatistas de Chiapas. Uno de sus proyectos más recientes con EDT ha sido la premiada Transborder Inmigrant Tool: una herramienta que hace uso de la tecnología GPS y los teléfonos móviles para facilitar a los migrantes el cruce de la frontera entre México y Estados Unidos. Ricardo Domínguez es también codirector de Thing (thing.net), un Proveedor de Servicios de Internet para artistas y activistas, así como profesor asociado en el departamento de artes plásticas de la Universidad de California en San Diego, investigador principal en CALIT2 (California Institut for Telecommunications and Information Technology) y cofundador del *particle group*, con el que trata de promover la reflexión –y las acciones de resistencia– en torno a la nanotecnología.)

Para mí, como para toda la gente con la que he trabajado, el impulso para cualquier gesto lo proporciona la fuerza del arte en tanto que constituye un tipo de conocimiento que no es posible alcanzar dentro de un espacio únicamente activista, hacker o escénico. El arte, como maquinaria conceptual, puede crear disturbios en muy distintos niveles, puede adoptar múltiples formas, y puede lograr presencia en el seno de comunidades muy diferentes que, de otro modo -si sólo actuáramos como activistas o como científicos-, habrían dado la espalda al tipo de cuestiones que nosotros planteamos. EDT ha presentado performances ante públicos tan distintos como la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU o un colectivo de hackers, pasando por comunidades indígenas mexicanas o la Tate Modern. Para EDT este tipo de difusión sólo es posible porque los gestos que hacemos están ligados a la producción artística y a su historia. Cada comunidad puede responder de maneras muy distintas a una misma obra, pero, en el fondo, al margen de cómo se reciba cada gesto concreto, es su condición de arte la que impide que sea totalmente aprehendido: siempre hay algo que se escapa. Por ejemplo, por más que el gobierno estadounidense intente enmarcar la obra de EDT dentro del campo de las tecnologías ilegales, siempre fracasa en su intento porque su condición es otra: la fuerza de lo simbólico produce un efecto que no tiene nada que ver con lo tecnológico. Por lo demás, hay que tener en cuenta que los primeros pasos de EDT tuvieron lugar fuera de la academia, fuera del mundo del activismo y fuera del espacio de la galería: ninguno de estos marcos nos constituyó. En 1991 trabajábamos con otros artistas en thing.net (un sitio ISP, un proveedor de servicios de Internet, creado por el artista Wolfgang Staehle) intentando desarrollar una infraestructura distinta para el arte, otro tipo de potencial que no estuviera ligado a la estructura normal de la producción artística, pero que sí se establecía en buena parte dentro de un marco estético. En 2005 empecé a trabajar como investigador para la Universidad de California en San Diego y en CALIT2 (http://bang.calit2.net) -y sólo desde entonces tienen nuestros proyectos financiación-, instituciones que han acogido el tipo de investigaciones que llevo a cabo no sólo como activismo, ingeniería informática o desarrollos hackers sino, sobre todo, como un nuevo tipo de arte experimental. Así que, por ejemplo, cuando presentamos la Transborder Inmigrant Tool, utilizamos las siglas GPS no para referirnos al Global Positioning System, sino para hablar de Global Poetic System (Sistema Poético Global), desplazando así el marco de recepción desde lo puramente tecnológico hacia una estética social de producción y respuesta bastante más perturbadora.